IMÁGENES DE MARÍA AUXILIADORA, Iglesia conventual de San Francisco. ORIGENES DE SU DEVOCIÓN EN CÁDIZ

 

IMÁGENES DE MARÍA AUXILIADORA, Iglesia conventual de San Francisco. ORÍGENES DE SU DEVOCIÓN EN CÁDIZ

La devoción a María Auxiliadora, era ya una realidad antes incluso de la apertura de la Casa Salesiana, la presencia de antiguos alumnos de las casas cercanas, especialmente de Utrera, ya asentados profesionalmente en Cádiz.

Tanto que, en 1904, y patrocinado por un antiguo alumno, se erigió con el beneplácito de la comunidad franciscana, (las fuentes hablan del Rvdo. Padre Lerchundi, franciscano, al que denominan socio protector, quien motivaba y apoyaba al grupo), en la iglesia conventual de San Francisco un altar en su honor, en torno al cual los devotos de María, celebraban cultos cada mes. Siendo el centro celebrativo de los antiguos alumnos en el interior urbano, hasta 1921.

Han pasado 120 años del momento en que Mª Auxiliadora llega a Cádiz, a continuación, realizó un breve análisis histórico y artístico sobre la imagen de San Francisco y el retablo que la acoge.

Los textos que incluyo a continuación, son la compilación de los hilos de post publicados en la red social X, entre el 22 y el 24/5 con el hashtag #DiariadeCádiz,

El retablo de María Auxiliadora, está situado en el tercer tramo de la nave de la Epístola de la iglesia conventual de San Francisco, realizado a instancias de la familia Álvarez Osorio, en 1904, antes de llegada de los Salesianos a la ciudad.

El retablo está realizado en madera barnizada con elementos dorados, fue diseñado y construido por el retablista Juan Rosado Ruiz, se trata de un retablo votivo, en el que los donantes hicieron público y solemne testimonio de gratitud de la Santísima Virgen Auxiliadora.

Es de estilo neogótico, muy utilizado en el último ¼ del siglo XIX e inicios del XX, tiene planta lineal (mide 260 cm de ancho) consta de mesa de altar (100 cm de altura), banco (55 cm), único cuerpo de tres calles y ático.

Rosado colocó en el retablo, tanto como elementos arquitectónicos y decorativos, muchos elementos propios del gótico; así el frontal de la mesa de altar, aparece dividido en 3 bandas verticales, las laterales se decoran con una galería de 4 arcos ciegos apuntados trilobulados.


En el panel central, son tres los arcos ciegos, en este caso de mayor altura y anchura, el central es el doble de ancho que los laterales y su arco es apuntado rebajado, en el intradós, se han tallado el contorno de otros arcos trilobulados y polibulados.


Columnas adosadas con capiteles corintios estilizados soportan estos arcos, entre ellos y como elementos decorativos, en el central,  está el anagrama de María Auxiliadora y en los laterales columnas adosadas de menor altura soportan orlas con cruces griegas en su interior.

El banco está dividido en tres paneles, se apoya sobre un saliente a modo de pedestal, decorados con relieves rectangulares de tracería flamígera ciega, algunas de las cuales se resaltan en dorado, una cornisa remata el banco con la platabanda inferior dorada.


El cuerpo está dividido en 3 calles, en la central, se encuentra la hornacina de planta poligonal. Las calles laterales son lisas y decoradas en la parte superior con arcos polibulados y geminados ciegos, con decoración de tracería flamígera en el intradós de un arco apuntado.


Preside el retablo la talla policromada, encarnada y estofada de María Auxiliadora, realizada en los talleres de escultura salesianos de Sarriá, mide 150 cm de altura, está apoyada sobre dos peanas, la superior poligonal y la inferior, más alta en forma de ortoedro de 55x30cm.


De madera barnizada, en su frontal hay una galería de arcos ciegos con tracería flamígera, en sus esquinas se ubican pequeñas tallas de figuras orantes, bajo doseletes curvos, se remata con una crestería ciega sobre triángulos curvos, en parte perdida.


La talla de María Auxiliadora, afirma el cronista de la Archicofradía “es de lo mejorcito que ha salido de los talleres salesianos de Sarriá”, responde a la iconografía clásica de la Virgen, en policromía, composición, drapeado y expresividad; porta un cetro de madera torneado y dorado.



Las imágenes están cubiertas por coronas de plata dorada con abundante decoración de rocalla, la Virgen porta la tradicional aureola estrellada, del mismo estilo. Sobre ellas un doselete de 5 lados, decorado con arcos colgantes y bolas y en su interior una cubierta plana nervada.



Sirve ménsula, ya en el ático del retablo, a un esbelto cimborrio horadado de 10 tramos, con decoración vegetal rematado por bola y cruz. Sobre las calles laterales hay sendos gabletes horadados, en cuyo vértice se han colocado dos florones.



La verticalidad, propia del estilo se acentúa con seis agujas, dos en cada calle del retablo, rematadas también con florones. El retablo necesita una labor limpieza, tratamiento de xilófagos, y reposición, algo que también demanda la imagen de la Auxiliadora.
 


Copyright Manuel Holgado García, 2024.05.24

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